martes, 1 de julio de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes aromáticos.

Hay un libro infantil que recuerdo con mucho gusto. Se llama "El cazador de aromas". Seguramente la compra fue tan casual como causal sería -más tarde- su lectura. En ese libro queda clara la importancia de cada uno de los trabajos, y sobre todo, la necesidad de perseverar para encontrar el propio destino, o casi.

Es la historia de un chico de olfato exagerado que pretende trabajar, justamente, como cazador de aromas. Demás está decir que nadie reconocía la importancia (y la utilidad) de su talento, pero él insistía sin perder el ánimo. Un día, desde su cama, percibe un olor a humo que nadie notaba, y llama a los bomberos. Con su ayuda llegan al foco del incendio y lo apagan. Desde ese día comienza a trabajar con gran éxito en el cuartel de bomberos de la ciudad.

Y aunque no me siento un cazador de aromas -porque herramienta para hacerlo tendría, queriendo- veo con pena que el pragmatismo se ha convertido en la única estrella. Las pasiones dejan lugar a las Acciones, las canciones a las Obligaciones y los cazadores de aromas ya no tienen lugar, salvo que puedan sentir rápidamente el olor a verde americano. Ahí sí.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

y yo agrego que fue tu "primer libro de lectura",que comencé a leerte cuando tenias l8 meses de edad y que durante muuuchas noches,durante muuchos días te seguí leyendo.Te quiero.Elena R.

La griega dijo...

Hola, perdón que me entrometa en un diálogo tan íntimo, pero quería contarte que soy maestra jardinera y adoraba ese libro y se lo contaba una y mil veces a mis alumnos.
La ternura que me generó imaginar a ese bebote escuchando esa historia me llevó a (y de nuevo perdón por el atrevimiento) a buscarlo en distintos armarios hasta que finalmente lo encontré...
No sé si todavía lo tenés, pero si no es así y tenés ganas me gustaría regalártelo. La distancia no es problema, Andreani u otra empresa podrán resolver fácilmente la dificultad de atravesar océanos para que un "grandulón" pueda reencontrarse con una partecita de su infancia.
Está mi mail si te decidís y querés avisarme a dónde, podría mandártelo..
Un beso
La griega

Mauricio Monte dijo...

muchas gracias, pero debería estar, creo yo. pero en vez de regalármelo, usalo, leelo, que lo lean, que lo escuchen, que se convenzan, a ver si encima nos quedamos sin cazadores de aromas.

La griega dijo...

Dice Michèle Petit: "Pueden quebrarnos,echarnos e insultarnos con palabras, y también con silencios. Pero otras palabras nos dan lugar, nos acogen, nos permiten volver a las fuentes, nos devuelven el sentido de nuestra vida. Y a algunas de esas palabras que nos restauran las encontramos en los libros..."
Trato hecho, me lo quedo yo para seguir contándolo...
beso

Anónimo dijo...

Voy a contestarle a la tierna griega.Si,el libro está en la biblioteca y cuando al organizar un poco el gran lío que hay allí(de toodooo!!!)me lo encuentro ,junto al de Heidi y Capèrucita que eran los de mi hija Victoria.Un beso.Elena Raquel

Unknown dijo...

Má, me lo lees cuando vaya a casa?? yo ni me lo acuerdo, o a mi no me lo leíste? leemelo, que ando como bola sin manija... jaja
besos
Vic

Mauricio Monte dijo...

veo que en mi familia no existen los teléfonos ni los correos electrónicos. es una cruzada anti-modernidad o no se hablan?