miércoles, 1 de abril de 2009

Apuntes, despuntes y pespuntes enlutados.

Recuerdo la efervescencia de aquel día. La gente hacía largas colas para votar. Recuerdo la esquina de la escuela, frente a la plaza, llena de gente que esperaba su turno mientras hablaba -sana costumbre- y disfrutaba de un momento negado por años.

Tengo la sensación de que el artífice de ese momento tiene nombre propio. La ilusión, por aquellos años, se reflejaba en la cara de los alfonsinistas. Él era la esperanza, el cambio, lo nuevo. Y fue.

Nada como la muerte para mejorar a las personas, podría decirse. Nada como los poderes económicos para derrocar gobiernos, agrego. La distancia de los hechos, la constancia y la conducta (suyas) son tres pilares en los que debería basarse un juicio crítico sobre Raúl Alfonsín.

Sería interesante extrañar aquellas sensaciones. Me gustaría tenerlas hoy, a pocos meses de las elecciones. No importa el partido, no importan las ideas. No hay ilusión, hay casi nada más allá de los impuestos y la inflación. Son problemas urgentes, sí. Pero la política es mucho más que eso. La política es proyección, la política es progreso, la política es, fundamentalmente, democracia. Y nunca viene mal recordar que "con la democracia se come, se educa y se cura".

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias Patito por haberme hecho conocer al Dr. Alfonsín. Gracias Mauricio por esta nota. Solo los que creemos en "la inteligencia" (perdón por la pedantería), estamos seguros que aún equivocados es hermoso creer en alguien como yo lo hice, sin ser de familia radical, en este gallego testarudo, calentón, pero sin ninguna duda derecho como las vías del tren que ya no está...
Arturo.-

Anónimo dijo...

con apenas 18 años comence a vivir el advenimiento de la democracia...lo escuche por primera vez a alfonsin y me deslumbro...era mi lider...y tambien eramos cinco gatos locos los que trabajamos en la interna del radicalismo de mi pueblo contra la linea Nacional de Balbin y De la Rua. del lado de ellos todos los politicos importantes de mi pueblo..y del lado nuestro los cinco gatos locos, y ganamnos...perdon...gano el...y despues llevo de la mano a todos a conducir el ejecutivo de muchos pueblos y provincias...cuanta falta nos hace que aparezca otro alfonsin!! Augusto

Anónimo dijo...

Yo no me acuerdo del día en que eligieron a Alfonsín.
Recuerdo que cuando por primera vez salí con un micrófono a la calle me tocó hacerle una nota a él esperándolo en la puerta del Hotel que está frente a la Plaza San Marín... Era viernes Santo y terminó el reportaje diciendo "Felices Pascuas".
Recuerdo cuando un domingo de elecciones fui a Chascomús para registrarlo votando. Me conmovió su poncho marrón... Como el de mi abuelo.
Creo que siendo presidente, Alfonsín tuvo que hacer muchas cosas que no le gustaron. Supo sacrificar sus convicciones. Y afrontó las consecuencias del desamor. Así es la vida... No estamos acá para que nos quieran todos.
Sólo hizo política. Se murió en la misma casa. Y sus hijos, nietos... pueden mostrarse erguidos frente al cajón- Mariela

Mauricio Monte dijo...

gracias a los tres por los comentarios. la memoria es buena para el futuro.
bienvenida marie!

Victoria dijo...

...por eso, por todo lo que dicen, cómo no ir al Congreso, a despedir a un político tolerante, íntegro y honesto, como ya se ven muy pocos.
Fue el primer político que yo recuerdo, tenía 5 años cuando volvió la democracia. Y hasta el día de hoy no me olvido de esa frase con la que Mauri finaliza, lástima que no la recuerden otros...
Anoche en el Congreso todos estabamos, creo, por lo mismo; no sé si por un hombre (ya que muchas veces se gritó su nombre), sino por el entusiasmo, las ilusiones y el coraje en la política, que ese hombre nos dejó...
Grande RA!

Anónimo dijo...

Es bonito leeros a todos... es bonito pensar que hubo un tiempo de esperanza en vuestro país y que hubo ilusión por un futuro y un presente mejores. Yo, en la distancia, lo viví también bonito. Era la època en que mi padre estaba ennoviado (seriamente) con una argentina... que pocos entendían en mi entorno familiar... Y viví a Alfonsín desde ella. Besos a todos. Beatriz

Fernando Salceda dijo...

Lo triste, Beatriz, es que tuviste que usar un pretérito para hablar de la esperanza y la ilusión.
En estos días, no hubo un solo político que no hablara interminables loas de las cualidades políticas, de las intenciones y de la honestidad de Alfonsín. ¿Te imaginás lo que sería hoy Argentina si en lugar de guardarse ese canto de sirenas para el día de su muerte se hubiesen dedicado a imitarle todas las cosas que le elogiaron?
Si eso hubiese sido así, habría sido más que probable que Mauricio, yo y mucha otra gente que hoy estamos fuera del país nunca hubiésemos encontrado interesante o necesario dejar Argentina.

Saludos para todos.

Anónimo dijo...

En muy raro todo esto... escuchar a gente hablando de concenso como virtud, cuando suele no tenerlo y ser su peor defecto.
Para aquellos que no participamos de la vida política debemos tomar esta como "la última gran jugada" ó "el último gran legado" y de una vez por todas debemos hacerlo, desde el ámbito que sea, trabajo, facultad, organización sindical, club, lo que se nos ocurra, y así lograr entre todos que "con la democracia se come, se educa y se cura".
Adrián