martes, 7 de octubre de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes indiferentes.

Realmente no me interesa nada de lo que pueda pasar en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Aunque sé que me afectará -mi ingenuidad se agota después de escuchar una declaración de amor eterno- creo que esta indiferencia se debe a la imposibilidad de intervenir para cambiar el resultado final.

Sospecho que es una venganza contra los estadounidenses. Sé -saben ya lo de mi escasa ingenuidad- que mi venganza termina ahí nomás; que es de vuelo corto y sin mayores pretensiones, pero no puedo evitarlo.

Cuando uno de los pocos norteamericanos registrados para votar llega a la cabina para elegir a su próximo presidente, piensa en él mismo y en su país (en el mejor de los casos). Nada le importa que su decisión afecte directamente al resto del mundo.

Un mundo que funcionaría bastante mejor -como muestra basta la crisis financiera, para no hablar de Afganistán o Irak- si Estados Unidos, por voluntad y decisión del resto del mundo (al menos de los poderosos), ocupara el lugar que debiera.

Pero como los hechos demuestran que el poder está en el norte de América, y aparentemente nada puede hacerse para cambiar esta situación, no me interesa ni el debate, ni las encuestas, ni el negro ni el viejo. Con indiferencia pago la indiferencia.

2 comentarios:

Fernando Salceda dijo...

De tanto mirarse el ombligo se olvidaron de todo lo demás; y ahora los tapa el agua. Lástima que todos, de alguna manera, seamos salpicados por las matufias de estos fascinerosos.

Gran abrazo

Mauricio Monte dijo...

salpicados? si fuese una salpicadura, sería con lavandina, pero no, es un baldazo de agua helada (o hirviendo, no sé).