viernes, 30 de mayo de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes solidarios.

No quisiera estar en el lugar de los autores de canciones de amor. No puede ser que sientan todo lo que dicen sentir por la misma mujer. Y cuando me resisto a ocupar su lugar, no lo hago porque no pueda acumular sentimientos por una sola mujer. Lo que no quiero es estar en su lugar cuando sus canciones salen a la luz.

Me imagino la escena -no sin cierto machismo- después del concierto. El cantautor enamorado abre la puerta de su casa y encuentra a su mujer, impaciente, con los brazos cruzados y los dientes apretados esperando, ansiosa, una explicación. Nunca tuvo "un sombrerito pobre y el tapado marrón", y sobre todo, ella no se llama María. Cátulo le habrá echado la culpa a Aníbal, sin dudas.

Cuando Serrat le canta a Lucía y a "la más bella historia de amor" que tuvo y tendrá, me pregunto si su mujer se llamará Lucía o habrá aceptado la licencia poética. O tal vez, el catalán viva ahora con Lucía, su vecina. Jaime Dávalos se la habrá visto dura para explicarle a su mujer que cuando escribió la Tonada del viejo amor, estaba pensando en ella, aunque nunca la haya visto "sonreír frente a la espuma".

De todas formas siempre es más fácil explicar la poesía que un simple -aunque tecnológico y certero- mensaje de texto, ese que llega a la peor hora, en el peor momento y en el peor lugar.

lunes, 26 de mayo de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes coloridos.

Tiene que ser así, nomás. No pueden estar equivocados todos los que piensan distinto. ¿O será que hay más de una verdad? Hablaba con Javier y me decía que cuando dos verdades son tan distintas, tan alejadas una de otra, diametralmente opuestas, nadie tiene plena razón. Creo que en este caso, él si la tiene.

Me gusta mucho la música popular, bastante menos su ostentación. El folclore de un país es reflejo y, al mismo tiempo, modelador de una sociedad, de cada sociedad. Pero un patriota norteamericano ¿está obligado a comprarse toda la colección de música country existente en el mercado? ¿Un señor de Andalucía es menos andaluz si no tiene un disco de flamenco en su casa? Y este mismo señor, ¿atenta contra la identidad española si le gusta la música francesa? A juzgar por ciertos tonos, y cierta equiparación entre la música folclórica y la patria, sí.

Con la forma de vestirse pasa lo mismo, sobre todo con los accesorios. Y es aquí donde creo que mi visión es equivocada, sobre todo si se tiene en cuenta a la mayoría. Como en el neoliberalismo más salvaje, quien tiene, es. Quien no tiene, no es.

Y entonces ahí estaba yo, ayer domingo, buscando algo celeste y blanco que me convirtiera en patriota, al menos una vez al año. Y no lo encontré. Una pena, la verdad, porque pareciera que con esos colores al cuello, la cosa está hecha. ¡Viva la Patria!

viernes, 23 de mayo de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes globales.

Aunque sin obligación alguna, pido perdón por mi ausencia en esta página; pero es que estuve comiendo. Sí, porque si bien el viaje a Palermo, y el sorpresivo e inmediato salto a Nápoles fueron por trabajo, lo que me queda en la memoria es la comida.

Y con un poco de verguenza tengo que reconocer que es siempre así. Volvería a Córdoba sólo para comer chivito al asador, o a Tucumán y Salta para disfrutar de las empanadas de carne y del excelente vino salteño (con menos prensa que los mendocinos, pero de gran calidad).

Y si pudiera elegir, la cerveza sería siempre de la República Checa; y el jamón crudo, el de pata negra español. La pizza de la última noche en Nápoles, la margherita, la de tomate, mozzarella de bufala y albahaca, ella sola vale un viaje. Los spaghetti con sardinas, frente al mar siciliano, funcionan como un imán: para mí Sicilia es, por belleza y por raíces, un lugar maravilloso.

Y por raíces y por bellezas varias, vuelvo cada vez que puedo -y menos de lo que quisiera- a Argentina. Y aunque recorrer la ruta 5 le hace creer a uno que siempre está en el mismo lugar aun después de recorrer cientos de kilómetros, sólo pensar en el asado al mediodía, con el sol del invierno que te entrecierra los ojos, sólo eso, también vale un viaje. Buen provecho.

martes, 13 de mayo de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes de artistas.

Debe de haber pocos -muy pocos- momentos en los que pierdo completamente la razón. Este es uno. Estoy emocionado, tal vez mucho más que las 52.000 personas que están en el estadio Olímpico de Roma viendo un partido de fútbol entre cantantes y actores.

El fútbol ya no me emociona demasiado. Los actores y cantantes bastante más. Pero hay un gran artista en la cancha. Y los artistas maravillosos como él, logran atravesar su tiempo y el tiempo, convirtiéndose en inmortales.

Por eso, cuando llegó el momento del penal, quién otro podía tirarlo sino él. Es como si alguien tiene un techo para pintar y ve a Miguel Ángel con un pincel en la mano. Es imposible decirle que no. O estamos tocando con Los Carpinteros en el Club Huracán y se acerca Plácido Domingo a preguntarnos si puede cantar algo. Si es "una que sepamos todos", sin duda se subiría al escenario.

Por eso el árbitro le dio la pelota. Y él la colocó en el punto justo, tomó carrera y empezó el show. La "soltó como una lágrima" diría Víctor Hugo en la cancha de Boca, allá por el 1981; y la imagen que nos muestra la televisión, fue como la de aquel día. Es siempre igual, siempre la misma, eterna, inmortal. Como Diego Maradona.

viernes, 9 de mayo de 2008

Apuntes. Uno, dossss, tressss, prueba... ssssí. Despuntes. Sssí. Pespuntes. Sssí.

Esto es una prueba. Con honestidad bloguera (¡qué palabrón!) llegaré hasta donde pueda, y si me quedo a mitad de una palabra, así será. No sé sobre qué escribir, y me encuentro con la pantalla casi en blanco, tanto como el cerebro, pero que ya empieza a funcionar.

La experiencia es tratar de llegar a algo desde la nada. Buscar un cierre para un texto carente de inicio es un gran desafío, y por ahora, el final no se perfila.

Parece fácil llenar una página con nada, aunque aquí se presenta el primer desafío. Desafío que ya han afrontado muchos, varios, casi todos: la nada no existe. Por lo tanto alguna idea tendré escondida, y ya saldrá.

Y sigue sin salir. Paciencia. Trabajo. Y más paciencia.

Con una página vacía cualquier cosa que escriba ya será algo. Pero qué escribir y cómo hacerlo son dos preguntas tremendas, martirizadoras. El miedo al bloqueo mental me invade, pero no logro combatirlo. Porque para combatirlo tendría que hablar, soltarme, dejárme llevar.

Pero vivo haciendo equilibrio entre decir o no decir, y siempre pierdo el momento justo para confesar -en directo y sin intermediarios- mis sentimientos. Y otra vez el momento pasó. Paciencia. ¿A ustedes se les han pasado muchos momentos?


martes, 6 de mayo de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes descriptivos (y de los otros).

Es interesante -me parece- ver cómo ideas tan claras pueden terminar confundiéndose y confundiendo. Poco a poco, después de atravesar filtros más o menos cargados de sentido, la descripción de una situación puede convertirse, con el paso del tiempo, en un modelo a seguir. En un mal modelo a seguir.

Con un coraje basado, fundamentalmente, en la ignorancia, me indigno leyendo los consejos de un viejo que sólo los daba después de unos cuantos vinos: "Hacéte amigo del juez/(...) pues siempre es bueno tener/un palenque ande ir a rascarse", aleccionaba a nuestro más famoso y solitario gaucho pendenciero.

Nada más destructivo. Nada peor que los consejos del Viejo Vizcacha, pero ahí están en el Martín Fierro. Y aunque me niego a pensar que José Hernández haya querido convencernos de la sabiduría Vizcachera, la interpretación posterior de sus versos demasiado daño ha hecho. Demasiado.

Enrique Santos Discépolo tenía una gran facilidad para escribir, pero sobre todo, gran facilidad para convertirse en juez. Más allá de este pequeño detalle de arrogancia artística, en su Cambalache se refleja una crítica feroz a los modos y costumbres del siglo XX.

¿De verdad es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros? No me siento un gil ni creo que nadie se sienta un gil porque no roba. Discepolo no aconsejaba, sólo describía; pero es más fácil escudarse detrás de Cambalache, que aceptar una dura realidad: la Biblia y el calefón han logrado convivir con extrema naturalidad. ¡Chán! ¡Chán!

jueves, 1 de mayo de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes per tutti.

Finalmente pasaron las elecciones. Todas las que estaban pendientes (nacionales, regionales y locales). La segunda vuelta también. Ya está. Listo. Ahora los ganadores -de diferentes partidos políticos- afirman que van a gobernar "per tutti". Y cuando dicen "para todos" se les rebalsa la boca de democracia. Pensemos.

¿Es necesario que el ganador de una elección aclare que será el presidente de todos? ¿Alguien puede tener alguna duda de que el vencedor de unos comicios realizados en un país libre, con una democracia que más o menos funciona, no gobernará para todos? Pareciera que cuanto más se aclara, más se oscurece.

Pero ¿qué querrán decir nuestros líderes con esa gran declaración de intenciones, con ese bonito "para todos"? Supongo -me empecino- que ejercerán su mandato teniendo en cuenta, también, a quienes no los votaron, a la minoría que apoyó a otros candidatos, otros programas; y todavía más: a todos los que tienen otra idea de país, otra idea de sociedad.

Supongo mal, seguramente. Las experiencias de gobierno y oposición me llaman al realismo más pesimista. Las políticas "para todos" se parecen mucho a los capitalistas más fanáticos, que bregan por la competencia porque favorece el mercado y, al mismo tiempo, luchan para monopolizarlo. Saludos para todos.