lunes, 18 de enero de 2010

Apuntes, despuntes y pespuntes totales.

Muchas veces he escuchado una frase que se repite desde hace mucho tiempo en Argentina. Sospecho -y espero- que hay dos motivaciones para concluir que a cierta gente "les dan todo".

La primera motivación -la que menos me preocupa- es, para mí, la superficialidad analítica, y me explico: creo que muy pocos se detienen a pensar qué es el Todo al que se refieren. Si 200 pesos de subsidio por hacer poco o nada es Todo, la discusión no debería continuar por más de dos minutos.

La segunda motivación -la que me quita el sueño- es, siempre para mí, el modelo de país que cada uno tiene en su mente. Si Todo significa sobrevivir, si Todo se termina con un Plan Trabajar, si Todo es la pobreza controlada e institucionalizada, si Todo es para algunos un plato de comida caliente pero para otros quince días en la costa, la cosa no me cierra.

La discusión debería superar el momento del hambre y el merecido descanso playero. Deberíamos indignarnos más, mucho más, por un sueldo de 700 pesos que por un subsidio de 200. El premio al esfuerzo debe ser definitorio en la elección entre quedarse sentado o levantarse cada mañana para ir a trabajar.

viernes, 8 de enero de 2010

Apuntes, despuntes y pespuntes preguntones.

Para observar es necesario salir. Salir de lo que se quiere observar. Ser testigo es -utilizando la no positividad que tan de moda está- no ser parte de lo que se testimonia.

Para saber qué pasa en Argentina tengo que leer los diarios, no me queda otra. Como saben, no vivo en mi país, así que me resulta bastante fácil convertirme en testigo. En un testigo acongojado, sorprendido, estupefacto.

Sé por qué Clarín escribe lo que escribe -el bolsillo motiva-, los porqué de La Nación -ideológicos y económicos, aunque no siempre fueron la misma cosa para ese diario- y las razones de Página/12 -de tanto haber ido a la izquierda se encontró con el abismo, y no quiere caerse-. Saber en qué lugar están ubicados me ayuda a comprender por qué dicen lo que dicen, pero sobre todo, me ayuda a ser un mejor testigo.

Lo que no puedo evitar -aunque debería- es leer los comentarios de los lectores. Es en ese punto donde mi nivel de sorpresa se ve sobrepasado. La superficialidad, la carencia total de razonamientos -y cuando los hay, son mayoritariamente falaces-, la repetición obcecada de verdades de Perogrullo, las teorías conspirativas de todo tipo, en fin, la ignorancia que brota y se institucionaliza por doquier.

El último comentario que leí fue sobre unos ladrones arrepentidos. Los muchachos habían robado una vidriería, y arrepentidos -o asustados por tener en sus manos herramientas para trabajar, dijeron algunos- devolvieron el botín. Un lector escribió, y transcribo: "nadie pensó, veo, en la posibilidad de las conexiones del propietario del comercio. Conozco casos de robo automotor donde fueron devueltos en horas gracias a contactos non santos... ¿me explico?"

Después de leerlo me quedé pensando en el por qué de este comentario. ¿Por qué se llegó a ese razonamiento? ¿Por qué siempre tiene que haber algo más? ¿Por qué nunca las cosas pueden ser como son o como se las cuenta? ¿Por qué si alguien roba no puede arrepentirse?

¿Por qué si una familia desaparece durante un viaje la buscan por todos lados menos en la ruta por la que viajaba? ¿Por qué si uno se presenta para diputado después renuncia a su banca para quedarse en donde estaba? ¿Por qué si uno es opositor sigue en su puesto de oficialista? ¿Por qué si ella ganó las elecciones presidenciales gobierna en concubinato? ¿Por qué defendemos los monopolios? ¿Por qué defendemos a los matones? Y finalmente: ¿por qué tenemos que soportar a Ricardo Fort de la mañana a la noche?