miércoles, 7 de abril de 2010

Apuntes, despuntes y pespuntes gourmet.

La idiotez encuentra poca resistencia en varios lugares del mundo. En Argentina, ninguna. Leo en Clarín que hay verdulerías boutique. Es un concepto que se me escapa, sobre todo porque en esas verdulerías venden fruta y verdura, como en los mercados de antes. Y en los de ahora.

A esas verdulerías se va a comprar ingredientes para platos gourmet. Una idiotez. Un plato gourmet es una mezcla incomible de dulce y salado, con dos frutas exóticas cortadas en jullienne -¡faltaría más!-, un tomate cherry dividido en cuatro y, eso sí, aceite de oliva -mucho-, porque sin aceite de oliva no se puede cocinar un plato gourmet.

Por último, como rasgo estético esencial, un plato gourmet no puede tener grandes cantidades de comida. La encontramos perdida, sola, aislada, aunque bien acomodadita en el centro de un plato, que si es cuadrado y negro, es más gourmet. Para acompañarlo, una gigante copa de cristal con un poquito de vino de autor. Otra idiotez.

Y al final, la cuenta. Un robo.