domingo, 24 de febrero de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes casi existenciales.

La vida -lo sabemos- nos enfrenta a diferentes encrucijadas. Estamos obligados a decidir diariamente qué camino tomar, qué dirección seguir.

Cada uno, dentro de sus posibilidades, hace lo que puede, y cómo puede. A veces es difícil volver atrás. El error ya fue cometido y sólo resta seguir adelante. Otras no tanto, y empezar de nuevo no es una tarea imposible.

Hay momentos en que nos vemos obligados a tomar una decisión en pocos instantes. Me sucede, por ejemplo, cuando voy al banco, aunque no sólo ahí se me presenta el problema. Una decisión equivocada cuando estoy por entrar, puede ser fatal, porque del ridículo cuesta volver.

La elección es siempre repentina, y debe ser tomada al ritmo de nuestros pasos. Si no somos rápidos el resultado final es sólo uno: de bruces contra el cristal. Como un Hamlet frente a su dilema, así me siento yo frente a la puerta: push o pull, empujo o tiro, esa es la cuestión. Hasta la próxima.

lunes, 18 de febrero de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes de... regalos.

Hay un aspecto -otro- que diferencia al hombre de la mujer; y que produce serias discusiones y profundos desencuentros: las compras y los regalos. Hablaré por mí aunque espero que mi descripción sea -la modestia salió de paseo y ya volverá- lo suficientemente universal.

Lo primero que debería decir es que no me gusta salir de compras. No está entre las actividades que prefiero para mis horas de ocio. Es siempre una necesidad. No disfruto mirando vidrieras sin sentido (y sin dinero, casi siempre). Si necesito una camisa, voy a comprar una camisa; y ahí se termina el paseo.

Todo lo que compro para regalar me parece feo, inadecuado por exceso o por defecto, equivocado. Veo en la vidriera algo que me parece lindo. Entro, lo miro de cerca y las dudas me invaden, y ahí se queda. Y así pasan las horas y los días, demorando el fatídico momento de empaquetar un regalo que no me convence en absoluto. Afortunadamente uno hace regalos para la gente que quiere, y las reacciones (reales o no) son siempre positivas.

Por ejemplo, a las madres les gustan todos los regalos de sus hijos. Si regalamos un cuadro, exclamarán: ¡qué hermoso! Justo estaba pensando en poner algo en la pared del comedor... ¡está tan vacía! Si lo que regalamos es una lámina, la reacción será similar: el otro día vi un marco que es ideal para esta lámina. La pared del comedor está tan vacía que le hace falta un cuadro".

Es notable como basta pensar para tener ideas. Mañana pasaré por una ferretería. Un clavo dorado puede ser un buen regalo, así tendrá cómo colgar la lámina enmarcada, en la pared vacía del comedor. Hasta la próxima.

martes, 12 de febrero de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes amorosos.

Además de regalar flores, chocolates, osos de peluche y promesas de amor eterno, el día de San Valentín invita a románticas cenas, con velas y todo. Pero es importante tener en cuenta ciertos detalles para evitar desagradables consecuencias.

Es fundamental elegir el menú con visión de futuro. De dos futuros: el económico y el físico. Cada uno tomará sus precauciones monetarias para no comprometer el mes en curso, así que -modesta y masculinamente- sugeriré algunos detalles para esa noche tan especial.

Cosas cómodas y discretas. No se puede comer un plato de pasta con crema o salsas riesgosas para la ropa y el estómago. Ella puede pedir lo que más le guste, pero nosotros no; porque no es la cena en sí lo que nos importa. Con un trozo de carne y unas verduras a la plancha estamos hechos. Si esto nos parece poco, una entrada de jamón y un poco de queso alcanza.

Claro que si el jamón es demasiado salado, se añade un pequeño riesgo. Señores, a ustedes me dirijo: no podemos perder de vista nuestro objetivo final, nuestra responsabilidad de género en esta noche tan particular. Moderación con el vino. Si nos invade la sed, agua amigos. Agua.

Finalmente llega el esperado momento del postre. Y aquí sí, aquí sí podemos dejarnos llevar y liberarnos completamente: una manzana -o más, verán ustedes- roja y dulce es lo que recomiendo, aunque nos cueste el paraíso.

Pero si no tienen una manzana a mano, entonces amigos, de nada sirven los consejos anteriores. A tomar y comer como se debe -bien, mucho y pesado-; y a dormir, que cuando este moderno invento pase, faltará un año para el próximo San Valentín y ya habrá tiempo para planificar.

lunes, 11 de febrero de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes idealistas.

Lo único que me preocupa del paso del tiempo es la pérdida de memoria, y con ella, la pérdida de las cosas en común que me mantienen unido a mis amigos. Y no es a la pérdida de memoria por alguna enfermedad a la que temo, sino al olvido que llega cuando los caminos se dividen.

Desde hace casi diez años vivo un poco más tranquilo. Fue después de presenciar una cena de un grupo de amigos de juventud. Se veían diariamente, pero no estaban juntos desde hacía mucho tiempo. Pero esa noche, esos hombres maduros eran un grupo de amigos, esa noche el tiempo no había pasado. Pero lo mejor fue que no hablaban del pasado. Hablaban del presente, de sus presentes, como lo hacían 30 años atrás.

Quién sabe cuántos de los proyectos que tenían en su juventud se habían hecho realidad. Quién sabe si alguno de ellos, viendo a sus amigos, pensó esa noche lo cerca o lo lejos que estaba del éxito o del fracaso. Ahora, 10 años después, pienso en mis amigos y pienso en mí, y en nuestros sueños y aspiraciones que ya tienen más de una década.

Es verdad que cada uno de nosotros ve los resultados de acuerdo a sus aspiraciones -lo que es éxito para unos puede ser fracaso para otros- pero no puedo evitar preocuparme cuando alguien que conozco no logra lo que se había propuesto. Me defiendo pensando que este inconveniente es momentáneo, que es sólo un paso atrás para tomar impulso y retomar la carrera.

Cuando estábamos cerca de los 20 años, los sueños estaban intactos. Y ahora -me convenzo- también deben estarlo porque, aún con un optimismo que roza el pecado, todavía sigo convencido de que el éxito -el éxito de cada uno- está ahí, esperándonos.

martes, 5 de febrero de 2008

Apuntes, despuntes y pespuntes contestatarios.

Estoy sumamente contrariado. Otra vez el establishment -qué palabra más grandilocuente para identificar a los que siempre mandan- se ha conjurado para perjudicar a la Argentina. Me pregunto si será una venganza por toda la deuda que quedó en default o porque Maradona es amigo de Fidel. ¿O tal vez será porque tenemos la mejor carne del mundo o porque inventamos la birome y el colectivo?

Tenía pensado escribir sobre nuevas observaciones, pero ante semejante afrenta, afrontaré frontalmente este agravio, pero no ahora. Luego. No es cuestión de dar el brazo a torcer y que lo urgente nos tape lo importante.

¿Por qué?, señores y señoras, amigos y amigas: ¿por qué el jabón hace espuma los primeros días para después limitarse a perfumar? He probado varios y siempre pasa lo mismo. Uno lo abre, lo huele, lo moja y hasta juega con toda la espuma que, mágicamente, produce al contacto con el agua. Agua caliente, lógicamente. No es cuestión de pedirle milagros al pobre jabón. Eso al principio.

Pasa el tiempo, y el espumoso compuesto va perdiendo ímpetu. Hasta gracia pierde, diría. Cuando está por llegar a su fin no hay frotación que valga, se niega, como manteniéndose fiel a su fabricante; como diciendo "y ahora no te hago espuma así vas y compras otro". La solución la encontré, aunque en realidad fue una rendición: compro jabón líquido que hace espuma hasta el final.

El que nunca se acaba -como la cosecha de mujeres- es el dentífrico. Siempre quedará algo, un poquito. Para que rinda -eso sí- tendremos que cortar el tubo de plástico que antes, hace unos años, era de plomo. ¡Qué lindas te quedaban las manos -azules o amarillas, Odol o Kolynos- con la pintura que se desprendía después de exprimirlo hasta el final! Pero que nunca era -nunca es- el final. Siempre habrá para una última vez, que nunca será la última.

Otro tema que me inquieta (y tranquilos que ya me voy aproximando a la reivindicación prometida) es lo que sucede con los pantalones vaqueros. Están limpios. Están limpios porque fueron lavados hace dos días. Están limpios porque fueron lavados hace cinco días. Están limpios porque fueron lavados hace 6 días. No sé por qué, pero de la noche a la mañana, los pantalones de jean no están más limpios. Tienen dos estadios: limpios o sucios. No hay término medio, no se perfila la lavada. Pasan de "hoy me los pongo sin problemas", a "hoy se van caminando solos y me esperan en la esquina". A ustedes las respuestas porque yo sigo indignado y estoy ciego de rabia.

¡Claro! Como Toronto está en Canadá, cerca de Estados Unidos. Como las señoritas son de Londres y viven en el primer mundo, han decidido no cerrar su gira mundial en Buenos Aires. Una vez más, los poderosos del mundo han dejado a nuestro sur marginado. Las Spice Girl no van a actuar en Argentina. Lo siento, el mundo es así, malvado. Hasta la próxima y no lloren, no lloren que apenas se recupere, Britney sí va a cantar en Argentina, porque ella es buena y necesitada.