martes, 30 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... sueños.

Despertarse agitado, con el pulso acelerado y las manos apretadas puede ser bastante desagradable. Claro que cuando nos damos cuenta de que fue una pesadilla, la sensación cambia.

¿Por qué, entonces -me pregunto- no logramos disfrutar los sueños como si realmente hubiesen sucedido? Si el cuerpo reacciona con sensaciones reales a estímulos virtuales, no veo tan descabellado aceptar esa experiencia como vivida. Jugar en la primera de Boca, pararla con el pecho en el monumental y clavarla en el ángulo más lejano con uno de esos derechazos que sólo en los buenos sueños te salen, ¿no puede ser también un disfrute real?

Soñar lo inalcanzable puede ser frustrante, pero cuando lo inalcanzable se sueña, resulta -en todo sentido y en cualquier acepción- fantástico. Anoche pasé películas en la cabina del Cine Marconi, en Tejedor. Nunca lo había hecho. Anoche sí, y ya está. He decidido convencerme de que una vez proyecté una película en el cine de mi pueblo. Nunca lo voy a decir, claro está. Pero he decidido que así fue.

Eso sí, soñar demasiado me parece -y ahora se padece- que impide dormir bien. Tengo sueño, y demazzzzzzsiadas ganas de dormizzzzz.... mmmnnnnmmm.... zzzzz... ¡vení afuera zzzzzzi sos machozzzzzzz...! zzzzz.... zzzz... ¡Viva Perón, carajzzzzz! zzzzzzz.... Hasta la prózzzzima... zzzzz......... ZZZZZZZ...... zzzzz....

jueves, 25 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... mejores.

Hace diez años el mejor entre los mejores dijo adiós. El fútbol sigue siendo el fútbol, pero la pelota -aunque casi sin manchar- disfruta menos. Pocas caricias y demasiados golpes. Se extraña, Diego. Se extraña.

Elegir a los mejores es siempre un acto subjetivo. Los sentimientos no están al margen y condicionan la elección. Tal vez es hasta justo que así sea. Pero cuando el talento es tan grande, para negar la evidencia pueden sólo intervenir intereses negativos. Diego sigue jugando, o tratando de jugar. Y nosotros seguimos viendo en ese hombre pesado, y muchas veces triste, el gran jugador que fue. De todos, el mejor. Quedó claro quién es, para mí, el mejor en el fútbol. Pero también tengo otros mejores.

El mejor desayuno, el de nené, en el campo en Santa Inés, que nos convertía a Javier y a mí, en dos innatos cazadores o en intrépidos jinetes. El mejor asado, el de mi viejo; y la mejor merienda - y tal vez a la mejor hora: las 5 de la tarde - la cremita de mí abuela Victoria. La mejor música, el tango y la que tocamos entre amigos. Pero la comida no es todo.

La mejor cintura, la que espero abrazar. Las mejores piernas, las que quiero rozar. La mejor boca, la que se deja besar y el mejor beso, el primero... y el último.

martes, 23 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... frases sinceras (de otros).

No estoy de acuerdo con Oscar Wilde (y perdón por semejante herejía) cuando dice que "la verdad es, simplemente, una cuestión de estilo". Me acerco mucho más a Serrat cuando lo escucho cantar su "nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio". ¿Se puede construir un texto copiando frases ajenas? La respuesta es sí, sobre todo cuando no se poseen propias. Probemos.

Veo en la coherencia un gran contenido de sinceridad. "Ser sincero no es decir todo lo que se piensa, sino no decir nunca lo contrario de lo que se piensa", una buena frase que jamás había escuchado ni leído. Es del escritor francés André Maurois y tanta es mi ignorancia sobre su vida y su trabajo, que tuve que copiar letra por letra su apellido.

Sí he leído, y muchos lo saben hasta el hartazgo (que lo he leído y que lo saben), a Roberto Fontanarrosa. Su autor de aforismos, Ernesto Esteban Echenique, es sin dudas un hombre sabio. Aunque según él mismo, cuando alcanzó la sabiduría, esta lo miró y le dijo: "Ya me alcanza cualquiera". De todas formas, a pesar de su corta carrera en pos del conocimiento, Echenique sabe, y así lo expresa, que "una palabra puede herir. Pero un martillazo es feroz".

En este sentido -y tal vez por ser huérfanos del mismo padre- Inodoro Pereyra también lo tiene claro: "con la verdad no ofendo ni temo -dice el renegáu- pero con la mentira zafo y sobrevivo". Diferentes formas de afrontar la verdad, pero siempre con sinceridad, sin contradicciones. Conscientes de sus propias ideas y, también y sobre todo, de sus propios sentimientos.

Resaltando una fenomenal sabiduría criolla, con resignación y fundamentalmente con sinceridad, el gaucho de Fontanarrosa nos enseña, además, cómo afrontar la vida de pareja. Sabedor de sus limitaciones le confiesa a su perro: "Mendieta, uno se deslumbra con la mujer linda, se asombra con la inteligente... y se queda con la que le da pelota". Hasta el próximo despunte, y que repunte.

lunes, 22 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... felicidad.

Pienso en un camionero. Su viaje no tiene final. Llega para volver, y regresa para partir. Búsqueda continua de un destino esquivo, escribiría -tal vez- algún discreto poeta tanguero, con esa tendencia al sufrimiento que nos marca y remarca. Un trabajo agotador. De amigos circunstanciales que luego de llenar el tanque y la barriga desaparecen recorriendo su camino.

Parecido es, se me antoja, el camino hacia la felicidad. El placer es el destino y, también, el punto de partida en búsqueda de una nueva satisfacción que nos haga felices. El secreto está en la permanencia, en cuánto tiempo nos demoramos y cuánta conciencia tomamos del disfrute. Hablábamos con Jessica -y arriesgábamos- que la necesidad o tal vez la edad (espero lo primero, por nosotros) nos lleva a disfrutar, cada vez más, de la suma de pequeñas cosas. El momento ideal no llega, y si lo hace será un nuevo punto de partida, un nuevo destino, como una nueva ruta que debemos tomar. Pero aquí no hay mapas que indiquen la dirección. Todo no se puede.

En casi todos los ámbitos existen Refutadores de leyendas. Esa agrupación que se encarga de demoler con sólidas bases científicas cada afirmación de Los hombres sensibles, habitantes fantásticos del barrio de Flores, a los que Alejandro Dolina dio vida y alma. La felicidad se debe –y aquí se jactan– a una hormona: la endorfina. Por falta de voluntad, y exceso de ignorancia, no voy a intentar explicar qué es y cómo funciona esta hormona, pero parece que es importante.

Sé, por experiencia (y por suerte, ahora que lo pienso), que hay tres actividades que generan gran cantidad de endorfinas: Hacer el amor, reírse y jugar al golf. En estas semanas tengo una lesión en la mano que me impide jugar. Agradezco a un amigo la carcajada que me provocó esta mañana. Un poco de endorfina no le viene mal a nadie de vez en cuando. Ya despuntaremos nuevamente. Hasta la próxima.

jueves, 18 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... tiempos.

El tiempo: creación humana e intangible. Subjetivo como pocos, pero también concreto y cruel. Einstein postuló que no existe un tiempo absoluto. Una de las predicciones más sorprendentes de su teoría es el hecho de que “el tiempo no transcurre en forma igual para observadores distintos” y yo agrego: pregunten al joven enamorado cuánto dura su último beso, o a su futura suegra. Empírica explicación. Y aunque sospecho que nada tenga que ver con la relatividad, la idea se deja ver.

El tiempo nos afecta, nos condiciona, nos obliga. “Los tiempos postreros serán más cortos”, o algo así me parece que dice la Biblia. En realidad no es a mi, sino a Elena Raquel a la que le parece, porque siempre lo dice. Será una duración relativa, pero lo cierto es que siempre estoy apurado por llegar. Llegar adónde y para qué no importa, pero debe ser ya mismo. Ahora.

Mucho tiempo hay que trabajar. Horas y horas en nombre y búsqueda de una mayor productividad. Todo evoluciona y a veces hasta mejora, pero si se trabaja mucho más tiempo para tener siempre lo mismo, creo que hay alguien que gana y otros que pierden. De una cosa estoy seguro; de la otra no: ¿Alguien puede decirme quién gana?

“Hubo un tiempo que fue hermoso, y fui libre de verdad…" ¡no, no! ¡Esa canción no! Perdón, pero -como dice mi amigo Germán- Sui Generis fomenta el hippismo fogonero, así que mejor volvamos al tiempo relativo que más nos inquieta. Un año parece mucho, y tal vez lo sea. Dos, demasiado. Tres, lo sabemos, son multitud. Y si una semana puede parecer interminable, una noche puede ser efímera y al mismo tiempo (y a su tiempo), eterna. Hasta el próximo despunte.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... nada.

Los blogs están de moda. Y acá estoy. Siempre he tenido la sensación de que tenía algo para decir. Sensación falsa, sin dudas. O al menos en parte. Cualquier cosa que escriba será igual a muchas, y diferente a casi nada. Copiar es imposible, decía Borges. Lo bueno es demasiado conocido para ser plagiado; y apropiarse de lo malo, inútil.

Por eso todo lo que aquí se lea, seguramente no será mío. Siempre alguien se me habrá adelantado, habrá tenido una idea, aunque más no sea, genuina y -tarea más que fácil- la habrá expresado mucho mejor. Pero esto es gratis, fácil y lo que me sobra (por lo menos hoy), es tiempo.

Voy a copiar mucho y citar poco. Lo aclaro desde el principio para evitar disputas (no sé entre quién, pero dejo la humildad para los grandes). Dicho esto, escucho a Bradbury que me dice "primero escribí y después pensá". Como escribir puedo le hago caso y empiezo, pero pensar me cuesta más.

Ahora me acuerdo de Roberto Fontanarrosa. Bueno, ahora y casi siempre. Sobre todo antes de que se muriera. Me acuerdo porque la página está vacía de ideas y aunque espero algún día empezar a llenarla, la realidad es que este texto carece de casi todo.

El negro no creía que sus personajes tuviesen vida propria. "Imaginate -decía- que los personajes te miraran y te dijeran 'pelotudo, seguime'. Eso no existe", pero a él le pagaban por escribir y dibujar, a mí no. Así que como ahora no tengo mucho más para decir, y ni siquiera un personaje que me increpe, aquí termino. Hasta un próximo despunte.