martes, 30 de octubre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... sueños.

Despertarse agitado, con el pulso acelerado y las manos apretadas puede ser bastante desagradable. Claro que cuando nos damos cuenta de que fue una pesadilla, la sensación cambia.

¿Por qué, entonces -me pregunto- no logramos disfrutar los sueños como si realmente hubiesen sucedido? Si el cuerpo reacciona con sensaciones reales a estímulos virtuales, no veo tan descabellado aceptar esa experiencia como vivida. Jugar en la primera de Boca, pararla con el pecho en el monumental y clavarla en el ángulo más lejano con uno de esos derechazos que sólo en los buenos sueños te salen, ¿no puede ser también un disfrute real?

Soñar lo inalcanzable puede ser frustrante, pero cuando lo inalcanzable se sueña, resulta -en todo sentido y en cualquier acepción- fantástico. Anoche pasé películas en la cabina del Cine Marconi, en Tejedor. Nunca lo había hecho. Anoche sí, y ya está. He decidido convencerme de que una vez proyecté una película en el cine de mi pueblo. Nunca lo voy a decir, claro está. Pero he decidido que así fue.

Eso sí, soñar demasiado me parece -y ahora se padece- que impide dormir bien. Tengo sueño, y demazzzzzzsiadas ganas de dormizzzzz.... mmmnnnnmmm.... zzzzz... ¡vení afuera zzzzzzi sos machozzzzzzz...! zzzzz.... zzzz... ¡Viva Perón, carajzzzzz! zzzzzzz.... Hasta la prózzzzima... zzzzz......... ZZZZZZZ...... zzzzz....

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Pretendere la felicità nella vita è un sogno. Vivere la vita camminando verso la felicità è un ideale (Luigi Giussani)

Anónimo dijo...

Como ya nos lo había anunciado Don Pedro Calderón de la Barca "La vida es sueño". Claro está que, aunque si como mensaje es esperanzador (los hombres pobres son capaces de sueños tan rumbosos como los de ricos) el transcurrir de los días no siempre nos dá la satisfacción de sentir que vivimos una vida soñada. En todo caso la sola ilusión onírica es ya gratificante.

Beatriz dijo...

Me encanta... esa otra vida que pocas veces recordamos... pero es realmente otra vida, me voy, me traslado y no sé qué me deparará la noche... habitualmente la noche, porque sí, cierro los ojos y voy, voy, voy... Me gusta pensar que los personajes de mis sueños han soñado lo mismo que yo, es decir, han vivido en ese mismo momento la misma historia. Por tanto no son sólo los personajes de mis sueños, sino que somos todos los personajes de los sueños de todos.
Por la mañana nos encontramos en el lugar de trabajo, por la calle, en el portal de casa... y no nos decimos nada, ninguno confiesa, pero ambos sabemos lo que hemos vivido juntos hace unas horas.