Me gusta la zamba. Tal vez sea, de nuestro folclore, el ritmo que más me entusiasma. Del mismo modo que en el tango hay una exageración -y jactancia- del sufrimiento, en el folclore -me parece- los poetas abusan de la nostalgia del querido pueblo, del añorado pago, y no sólo. A cada sustantivo corresponde -al menos- un adjetivo. Una empalagosa construcción de comunes lugares que concluyen, siempre, en la desinteresada pero cabal mentira.
¿Alguien pasó por Cerrillos? Sinceramente: ¿podrían cantar "cómo olvidarte Cerrillos si por tu culpa tengo mujer" sin ser conscientes de la exageración?; o "veras que lindo es el río desde el puente carretero": ¿qué río? ¿Cuándo? ¡Si está seco la mayor parte del año!
En los años 60, todos cantaban "Angélica, cuando te nombro...". Bien. Bien. Está bien, nada tengo para decir. Pero "si un águila fue tu cariño,/ paloma mi pobre alma,/ temblando mi corazón en tus garras sangró/ y no le tuviste lástima", ¿puede considerarse una declaración de amor?. Aunque algo de eso debe haber, porque "no olvidaré cuando en tu Córdoba te vi/ y tu clavel bajo los árboles robé" me suena a modesto eufemismo.
Menos mal que entre tanto económico verso (me contagié, perdón) hay poetas que logran elevarse y, también, redimir tanta festivalera poesía (¡y dale...!). Escuchen -si quieren, claro está- "La pomeña", con música del Cuchi Leguizamón y la letra de Manuel J. Castilla: "La cara se le enharina, la sombra se le enarena. Cantando y desencantando, se le entreveran las penas". Para qué más si con esto alcanza. Hasta la próxima.
¿Alguien pasó por Cerrillos? Sinceramente: ¿podrían cantar "cómo olvidarte Cerrillos si por tu culpa tengo mujer" sin ser conscientes de la exageración?; o "veras que lindo es el río desde el puente carretero": ¿qué río? ¿Cuándo? ¡Si está seco la mayor parte del año!
En los años 60, todos cantaban "Angélica, cuando te nombro...". Bien. Bien. Está bien, nada tengo para decir. Pero "si un águila fue tu cariño,/ paloma mi pobre alma,/ temblando mi corazón en tus garras sangró/ y no le tuviste lástima", ¿puede considerarse una declaración de amor?. Aunque algo de eso debe haber, porque "no olvidaré cuando en tu Córdoba te vi/ y tu clavel bajo los árboles robé" me suena a modesto eufemismo.
Menos mal que entre tanto económico verso (me contagié, perdón) hay poetas que logran elevarse y, también, redimir tanta festivalera poesía (¡y dale...!). Escuchen -si quieren, claro está- "La pomeña", con música del Cuchi Leguizamón y la letra de Manuel J. Castilla: "La cara se le enharina, la sombra se le enarena. Cantando y desencantando, se le entreveran las penas". Para qué más si con esto alcanza. Hasta la próxima.
3 comentarios:
Aunque no soy una ferviente admiradora del folclore, aprendí bastante con este texto! y sí... parece que los argentinos teñimos todo de lacrimosa nostalgia (perdón, yo también me contagié) ... Jess
Mauri..El fin de semana, leí... algo distinto.. "Apuntes, despuntes y..."en el diario de "nuestro pueblo", miré quien lo habia escrito y me sorprendiste muy gratamente...Hoy, estoy en La Plata y veo tu blogg..Qué habilidad para despertar emociones y sentimientos!! Sonrisas,recuerdos y algunas lágrimas que llenan y 'lavan'nuestro corazón, dejándolo limpio, en estos tiempos de tanta suciedad intelectual...y de la otra. No dejes de hacerlo!! Es un regalo para el alma...Perla
Tu crítica es aguda y conceptualmente irreprochable, pero creo que sos un poco duro. Pensemos que en la Argentina ganan mucha guita tipos que "cantan" que están "saliendo con un chabón" o cualquier agrupación de pelilargos (a veces carilindos, otras ni siquiera) que saben tocar dos notas musicales diferentes. Los tipos a los que te referís en tu post tuvieron que, por lo menos, tragarse una pena antes de escribir lo que escribieron.
Gran abrazo y sigo siguiéndote.
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