miércoles, 19 de diciembre de 2007

Apuntes, despuntes y pespuntes de... Navidad.

Como cada año, y desde hace mucho tiempo por si no lo sabían -o no se habían dado cuenta-, se festeja la Navidad (cuando me lo propongo soy un intrépido para dar noticias). Es, sin duda, un momento para hacer balances. El que quiere los hace, y el que no, se come un pan dulce, brinda con sidra y a otra cosa.

No voy seguido por el centro de la ciudad así que no veo las vidrieras adornadas con bolas rojas y nieve de fantasía (que aquí sí tiene sentido). Me doy cuenta de la Navidad por (al menos) tres cosas: cuando veo el calendario es la primera de las tres, las publicidades en televisión (invasivas, groseras y exageradamente empalagosas) y en tercer lugar, por el armado del pesebre en la plaza de San Pedro.

Si bien es siempre el mismo (lo que supone una cierta familiaridad para montarlo) los encargados de construirlo tardan semanas. Todavía no está terminado aunque ya falta poco para la celebración del nacimiento de Jesús de Nazareth. Tal vez -y es sólo una opinión- si fuese más modesto (parecido al original), sin tantas pretenciones, ya estaría terminado y listo para ser fotografiado.

Pero hay también, junto al pesebre, un árbol gigante. No es siempre el mismo. Este año viene desde los Alpes. Ciento cuarenta metros de altura cortados a ras del suelo, para terminar -más tarde- como combustible de alguna estufa vaticana. No hace falta. No es necesario. Creo yo que Jesús no estaría de acuerdo. Si hoy fuese ayer, no le habría gustado.

Se puede creer o no en la divinidad de este hombre. Lo que está -me parece- fuera de discusión es su importancia, su influencia en nuestra cultura y su capacidad para cambiar la historia de occidente. Si hoy volviera (para algunos) o naciera (para otros), seguramente no estaría de acuerdo, entre otras tantas cosas, con el ostentoso pesebre o con el árbol moribundo.

Temo que muchos de sus fieles no lo seguirían si volviese. Temo que no tendría la fuerza para cambiar demasiado. Tenemos otros dioses que se apagan y se encienden con el control remoto. Más fácil. Menos compromiso. Más efectivo.

Temo también, que si regresara a nuestra tierra, yo no estaría entre sus discípulos. Estoy tan seguro de esto como de que tampoco estaría entre sus traidores. Pero es demasiado para un texto y demasiado pretencioso para mi. ¡Feliz Navidad! Muchas felicidades, de verdad, y a tomar y comer lo suficiente, o sea: mucho. Hasta la próxima vez.

¡Ah! ¡Me olvidaba! Si ven a un señor gordo, con barba y vestido de rojo, que les hace promesas a cambio de ciertas facilidades, es -como en el viejo chiste- un hombre disfrazado. No crean en todo lo que ven.

10 comentarios:

Fernando Salceda dijo...

Brillante, como siempre. No tengo nada para agregar.

Gran abrazo.

Anónimo dijo...

Muy bueno lo que expresas,Hace años que veo con frecuencia TV española(desde que te fuiste)y mucho más en Navidad porque ...bueno, la nieve,otras costumbres...en fin me gusta y me regusta ese ambiente ,aclarando que además siento la Navidad por lo que significa para mi,pero...lo del árbol...uy!es muy fuerte,no me gusta,me duele mucho y creo que no es necesario,diria un sacrilegio(según una segunda definición del término:"falta de respeto hacia algo o alguien digno de consideración".Besos.Elena Raquel

Mauricio Monte dijo...

No sabía que tenía una activista de greenpeace en casa.

Anónimo dijo...

grande mauri, grande...esta vez si que pensamos igual...no como lo de river y boca...
JESÚS ESTA MUY OCUPADO PARA PARAR A LOS LOCOS QUE FESTEJAN LA NAVIDAD Y SE OLVIDAN DE INVITARLO A SU PROPIO CUMPLEAÑOS..
Arturo

Anónimo dijo...

Mau, me gusto tu reflexion.feliz navidad! bacione

Anónimo dijo...

Todos los años me pregunto qué será lo que estamos festejando?!
Yo, lejos de disfrutar "las fiestas", las padezco.
Que la comida, que la bebida, la ropa, los regalos, el lugar en el que nos juntamos…uufff…y lo peor de todo, el recuerdo de los que no están.
Pero bueno, no me voy a poner mala onda y demasiado reflexiva ahora…Santy es chiquito y tiene que esperar a Papá Noel, pasar por la ceremonia del brindis, el exceso de comida, los regalitos en el árbol y el show de pirotecnia. Eso si…la respuestas sobre el por qué de todo eso, que se las de otro…yo todavía no la tengo.
Besitos!
Ro

Anónimo dijo...

Pobre Jesús, seguramente no le deben gustar infinidad de cosas que pasan en nuestro mundo... y menos las que vienen de sus "representantes" en la tierra... Como quieras vivirla, te deseo una Feliz Navidad! y ya que estamos, un Feliz Año Nuevo! Estoy feliz de leerte y saludarte todos los días... y a brindar se ha dicho, que un sueño por cumplir nos espera.
Je

Unknown dijo...

Hermanito de mi alma!!!!! estoy muy de acuerdo con tu texto esta vez, es dificil acotar algo mas...
simplemente que te adoro como a nada en el mundo y te deseo una Feliz Navidad!!!!
(te voy a hacer caso y comere y tomare mucho, hasta donde me permitan en donde me invitaron, ja)
Vic

Anónimo dijo...

Escribo en la noche de Navidad, que me intresa tanto como el dìa del meteorólogo. Debo aclarar que no creo en dios; sobre los pronòsticos del tiempo tengo algunas dudas. Es probable que la botella de champagna que bebo por mera tradiciòn cultural juntamente con mi seria tendencia al alcoholimo no me premita expresarme con claridad, cosa que tampoco logro estando sobrio.
De todos modos lo intento:
Jesus està sobredimensionado. Fue un inignificnte rebelde, en una insignificante y marginal provincia del imperio romano, gobernada por un judìo rico y consevador al servicio de Roma imperial, llamado Herodes. Como en tantos paìses orientales de la actualidad, los jefes polìticos eran lo jerarcas religiosos. Este el caso de Herodes, perteneciente al partido saduceo. Jesus era un farisèo (lease un Radical argentno en tiempo de Conservadores). Su gesta se limitò a reclamar algunas reformas a la ley judìa sin petender jamàs ser el fundador de una nueva religiòn que dos siglos despuès se llamò cristianismo.
Preba de ello es que los mas celosos historiadores romanos apenas si dan cuenta de ello.
El cristianismo y la importancia de Jesùs, totalmente distorsionada en su pensamiento es un invento de San Pablo, un masoquista tesonero que no lo conociò.

Anónimo dijo...

Pues sí, yo me dejo llevar en estos días... Quieras o no, te envuelve el gran paquete navideño.. Tantas veces quiero escapar... porque así parece cuando una sólo quiere hacer un viajecito... lo más lejos posible de todo¡¡¡¡ Entonces ¿eso será escapar? Si regresa Jesús, como dices, Mauri, el Jesús de entonces, a lo mejor un viajecito interesante se podría hacer. Mientras tanto, sí, de acuerdo con tus reflexiones. Besos navideños ¿cómo serán los besos navideños? En fin, sin ser snob o pesimista, estas fiestas siempre son una ocasión para reír, comer cosas diferentes (a veces aún sucede esto... aunque cada día es más difícil, ¡¡¡ qué pena¡¡¡)y estar juntos para hacer mil discursos de todo... Y, como dices, Mauri, hablar sin ninguna pretensión, sin querer ser el más interesante del grupo... Besos... muchos, repito. Beatriz